En Las Palmas las muertes asociadas esa enfermedad han ido creciendo de forma constante desde entonces, al pasar de una tasa 62,6 por 100.000 en 1998 a otra de 86,5 en 2013 (en ambos momentos, las más altas de todo el país).
La misma evolución se observa en Santa Cruz de Tenerife, provincia que salta de una tasa de 55,2 muertes por 100.000 habitantes en 1998 a otra de 68,3 en 2013 (la segunda de España).